lunes, 20 de septiembre de 2010

Apaga la luz..que tengo frio

Dejarse llevar..si o si?. Salir de casa a ritmo de "secretos y mentiras" sin saber cuando vas a volver, ni donde acabarás, ni con quien, ni como. Tirarse en un parque a la sombra de un árbol, fumarse un cigarrillo, "help myself", no pensar. Al día siguiente, despertar poco a poco para concienciarte de donde estás, intentar -en la medida de lo posible- recordar todo lo que ha pasado, y recorrer mentalmente todos los miembros de tu cuerpo para comprobar que están bien y que no falta ninguno.

Volver a casa en el metro con esa sensación de estar en otra dimensión, rodeada de gente que parece sacada de un catálogo de Benetton, mirar por la ventanilla y no ver más que tu propio reflejo en el cristal, y cuando sales de la estación te das cuenta de que está diluviando y tu, sin paraguas y en sandalias.

Últimamente todo me parece surrealista, como si todo lo que he vivido no fuese más que un sueño, y un día simplemente me despertaré en un sitio remoto del que no tengo recuerdos porque me he pasado la vida durmiendo.

Me pregunto que pasará cuando me despierte, seré igual que en el sueño?, o será una versión Beta 2.0 de mi?, pero tampoco es plan de pasarme el sueño entero esperando a despertarme, sino el pimiento mutante de mi nevera tendría mas iniciativa que yo, y es mi sueño y no pienso permitirlo.

Parte del surrealismo en el que me encuentro sumergida se debe a una perpetua sensación de déjà vu, y la culpable es mi nariz; estoy convencida de que ha cobrado vida propia. El otro día, en el metro, capturó un olor que según mi memoria era conocido y -sin comerlo ni beberlo- se me llenó la cabeza de recuerdos, y ahí estaba yo, en medio de toda esa gente con "dis-moi encore que tu m'aimes" de fondo y sonriendo.

Es curioso, pero nos da vergüenza sonreír si estamos solos y en publico, nos da miedo que la gente se quede mirando y piense "mira esa... seguro que está fumada...", pero sorprendentemente, el mundo no gira a nuestro alrededor; cosas de las leyes físicas o eso me dijeron en un pub irlandés. Al hombre de oficina le da exactamente igual si tu sonríes, y a la mujer que está enfrascada en su libro forrado con papel de periódico -uhm, que morbo da eso- también le importa un pimiento -mutante- lo que tu hagas, por no hablar de lo que le puede importar al tio que está roncando con la cabeza descolgada, que de vez en cuando le entran mini espasmos e intenta -en vano- recuperar la compostura, pero el cansancio y el rum rum del vagón hacen complot y vuelve a dormirse para despertarse luego como por arte de magia en su parada, un sexto sentido desarrollado por los habitantes del metro. La gente no le da más importancia que la que tu le des; es una relación estrictamente proporcional. Y por otro lado, es mi sueño, y si quiero sonreír sin motivo, lo haré.



Au revoir...

2 comentarios: